jueves, septiembre 17, 2009

Pensar

A pesar de la vasta cantidad de opiniones que se generan en esta sociedad moderna, a través de revolucionarios medios de comunicación que permiten acceder al instante a una variedad inimaginable de información, mas sin embargo, todavía no pensamos. Esta es la afirmación que hace el filosofo alemán Martin Heidegger en su texto de 1951 ¿Que significa pensar?, y aunque parezca pedantería, como el mismo autor reconoce: “…cómo puede hoy sostener alguien que todavía no pensamos…” , parece ser cierto: todavía no pensamos. En este mar de temas y acontecimientos el hombre apenas tiene tiempo para dar un vistazo a la realidad, sin la posibilidad de reparar en lo que hay que pensar: “Incluso el hecho de que a lo largo de años tengamos un trato insistente con tratados y obras de los grandes pensadores no proporciona garantía alguna de que pensemos, ni siquiera de que estemos dispuestos a aprender el pensar”.

Y ¿por qué sucede esto? Heidegger sostiene que el modo de proceder y los medios que utilizamos nos conduce por caminos que desde su partida están delimitados a una forma específica del pensar: la ciencia y su método. Con este proceder el hombre se permite “deducir proposiciones sobre un estado de cosas desde presupuestos adecuados y por medio de una cadena de conclusiones” .

Este es el caso de Adam Smith cuando trata de pensar la riqueza material de las naciones. Este libro de 1776, y a partir de entonces, es enarbolado como el fundamento teórico del modelo de sociedad que “debemos” vivir. Allí el autor explaya desde el inicio una sentencia que es tomada por verdad como condición “natural” para el desarrollo de las sociedades: que la división del trabajo incrementa los poderes productivos del hombre. Debemos preguntarnos ¿cuál es el fundamento de esta afirmación?, es cierto que ¿el fin último del hombre es convertirse en un eslabón de la cadena de producción industrial? ¿En un engranaje del sistema mecanicista de producción y consumo? Este es el llamado que hace Heidegger al hombre moderno para que devele lo que está oculto en el conjunto de proposiciones construidas en el seno de una manera del pensar, que no es la única: "El hombre está a punto de lanzarse sobre la tierra íntegra y sobre su atmósfera, de usurpar y de sujetar, bajo la forma de ‘fuerzas’, el reino secreto de la naturaleza y de someter el curso de la historia a la planificación y al dominio de un gobierno planetario. Ese mismo “hombre rebelde” no está en condiciones de decir simplemente lo que es, de decir lo que significa, en general, que una cosa sea" .

La ideologización de la ciencia convierte a la humanidad en una cofradía de religiosos fanáticos, despojándola de lo verdaderamente humano y de las posibilidades íntimas de exaltación y autodescubrimiento. Para develar la esencia del ente es necesario despojarse de paradigmas preestablecidos; de modelos mentales que condicionan la abstracción e interpretación de lo ente, es decir, de la realidad. “La meditación consiste en el valor de convertir la verdad de nuestros propios principios y el espacio de nuestras propias metas en aquello que más precisa ser cuestionado” .

Nuestro pensamiento esta esclavizado: somos esclavos de la razón. Pero ¿Qué puede liberarnos? Tal vez no exista algo como una liberación de la humanidad. Tal vez el hombre nunca ha querido ser libre. ¿Y por qué no lo ha querido? Me atrevo a decir que el mal endémico se encuentra en el dolor que causa el pensar, en lo difícil que resulta aventurarse a descubrir algo que aun no se conoce, sin tener certeza de hacia dónde llevara ese trasegar. Lo vemos en todas partes: todos quieren recibir “la verdad”. Se la encuentra en libros de superación personal, en iglesias cristianas que ofrecen la revelación, en los artefactos de los mostradores que nos aseguran liberarnos del trabajo rudimentario, etc. Es la eterna búsqueda de la felicidad, de la quietud, del paraíso. Pero hay que reconocer como lo hace Zuleta, que este dolor que produce el pensar es en realidad el catalizador de nuestra emancipación; que el inconformismo por las cosas dadas nos permite imaginarlas para después transformarlas; que debemos tomar partido en este mundo y no aceptarlo tal como se nos lo ofrece. Es el Elogio a la Dificultad que significa vivir por nuestra propia voluntad; por nuestro propio pensamiento.

“También esta noche, tierra, permaneciste firme.
Y ahora renaces de nuevo a mi alrededor.
Y alientas otra vez en mi la aspiración de luchar sin descanso
por una altísima existencia”.

Goethe